(CNN) –  Incluso para sus propios estándares desquiciados, el tono y comportamiento más reciente de Donald Trump es errático, autocrático y vulgar e insinúa cuatro años de liderazgo impredecible que podrían estar por delante si es elegido presidente en 15 días.

La vicepresidenta Kamala Harris y los principales demócratas están aprovechando las extrañas payasadas del candidato republicano para inyectar nueva urgencia y un enfoque más nítido en su campaña, argumentando que “degrada” la presidencia y está “trastornado”. Mientras Trump cancela entrevistas personales y acumula extrañas apariciones públicas, los demócratas están sugiriendo que es “inestable” y muestra un deterioro cognitivo, utilizando la misma crítica que una vez usó contra el presidente Joe Biden. La campaña de Harris, por ejemplo, inmediatamente destacó a Trump, de 78 años, diciendo este domingo que “no está tan cerca de los 80” cuando pidió pruebas cognitivas.

El expresidente describió este fin de semana a Harris como una vicepresidenta de “mi****”, abrió un mitin con una historia confusa y explícita sobre la anatomía de la leyenda del golf Arnold Palmer, y justificó su amenaza anterior de usar el Ejército contra “el enemigo interno”, incluso cuando el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, insistió en una entrevista en “State of the Union” de CNN en que Trump no quiso decir nada de eso.

Trump pareció validar el mensaje de Harris de que es un “hombre poco serio” que plantea consecuencias “extremadamente graves” si regresa a la Casa Blanca, mientras ambas campañas persiguen a los últimos votantes indecisos en una carrera angustiosamente reñida que podría decidirse por decenas de miles de votos en unos pocos estados clave.

Sin embargo, los años en que Trump ha destruido las expectativas de conducta presidencial parecen haberle ofrecido una especie de inmunidad frente a las ramificaciones de lo que serían acciones que acabarían con la carrera de la mayoría de los demás políticos. Las extravagantes exhibiciones del expresidente, dos veces enjuiciado y una vez condenado, no hacen más que subrayar su autenticidad anti-establishment para millones de estadounidenses que lo adoran.

Su alarmante comportamiento puede parecer a algunos el de una candidatura que se derrumba cuando la presión está en su punto más extremo, pero la elección puede decidirse por otros factores.

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