La música de Puerto Rico posee diferentes ramas estilísticas entre las que se cuenta la bomba y la plena, la música jíbara (con diferentes seises y aguinaldos), la música clásica, y la danza.

Música jíbara[editar]

Surgida de los campesinos de la isla, que descendían de los inmigrantes españoles y otros europeos. Los instrumentos musicales reproducían a sus ancestros de la península ibérica y Canarias, desarrollándose la construcción de instrumentos propios como cuatros, tiples, bordonúas, guitarras y el nativo güiro, idiófono raspador construido con un fruto de la isla. La música jíbara se compone de varios estilos musicales, denominados seis y aguinaldos. Los versadores en rima, principalmente en décimas y decimillas fijas o improvisadas, son una característica en el tipo de expresión vocal.1

Bomba[editar]

Artículo principal: Bomba (música)

Referencias históricas nos indican que por el siglo xix los negros esclavos en los campos estaban creando y cultivando un género de música y baile llamado «bomba». Para mediado del siglo xx, se empezó a grabar tanto en audio como en video. La bomba se presentaba en diferentes variantes dependiendo de la región, pero donde más fuerte era en Loíza, Ponce, San Juan, y Mayagüez.

Es imposible reconstruir la historia de la bomba, pero si se sabe que es derivado de otras culturas negras como del Congo. Analizando nombres de subgéneros como el «holandés», podemos suponer que también tiene influencias de la sección europea del Caribe. Hay muchas similitudes tanto en el baile como en la música bomba de Mayagüez con la de Martinica.

La bomba tiene una forma de canto conocida como «llamada y respuesta», basado en ritmos tocados por dos o 3 percusiones llamadas «barriles». La bomba se parece a algunos géneros neo africanos del Caribe. Como prueba clara de su inspiración africana esta el acto de que una persona pasa al centro del círculo formado por todos para llevar la línea de percusión principal o para competir con el que ya la lleva. Después de bailar un tiempo, esa persona es remplazada por otra.

Aunque muchos de los elementos se pueden encontrar en la cultura africana, la bomba sigue siendo un género afropuertorriqueño. Sus ritmos ( seis corrido, yubá, leró, etc.), bailes y letras (en español, con algunas palabras francesas de criollos del este de Puerto Rico) hacen de la bomba un estilo único de Puerto Rico.

En la década de 1950, la banda y ensamble de Rafael Cortijo e Ismael Rivera tocaron en vivo varias canciones de su propia autoría, a las cuales se les catalogó como «bomba». Este fue uno de los momentos de más éxito de la bomba. Para la década de 1980 ya no era tan famosa la bomba, aunque todavía la enseñaban en escuelas de baile.

En Loíza, uno de los lugares originarios de la bomba, sigue siendo parte importante de la cultura y poco a poco empezó a revivir. Incluso hay grupos de folklore que están haciendo que la bomba se escuche de nuevo, no solo en Puerto Rico, sino en Nueva York también.

Plena[editar]

Artículo principal: Plena (Puerto Rico)

La plena es un ritmo originario de Puerto Rico. Su nacimiento se ubica entre los años 1915 y 1920, en el sector La Joya del Castillo y el barrio de San Antón en Ponce. Es muy popular en las fiestas y eventos.

Danza[editar]

Artículo principal: Danza puertorriqueña

La danza puertorriqueña claramente evoluciona de la contradanza europea, inglesa y francesa. El origen del término contradance, es inglés y se utiliza en el siglo xviii para identificar las danzas del campo o danzas campesinas que se popularizan como consecuencia del nuevo orden social, europeo donde se crea la Revolución Francesa. En el término de la contradanza, resulta ser del anglicismo «country dances» el que en la actualidad se puede definir como serie de danzas folklóricas o danzas campesinas inglesas que se pusieron de moda cuando los ingleses intelectuales descubrieron la cultura de las sociedades campesinas y las asimilan trayéndolas a las zonas urbanas.


A partir de la Revolución Francesa se va formando un nuevo orden social que reconoce en las danzas y géneros campesinos la base de su nacionalidad. Todos los países comienza a descubrir su nacionalismo musical y explotarlo como símbolo de orgullo nacional. Las danzas se ponen de moda durante el siglo xviii, creando además modelos representativos identidad nacional en todos los pueblos de Europa y América. Como parte de este nuevo orden se desarrollan orgullos nacionales como el alemán que siente que sus danzas campesinas poseen elementos de culturas antiguas asociadas con la raza aria. Así todos los pueblos van copiando este modelo de orgullo nacional inspirados en los country dances, o contradanzas que en Francia se denominan contre-dance y que al llegar a España se traduce como contradanzas españolas, y en América como contradanzas cubanas, venezolanas, o puertorriqueñas.

Como modelo nacional las contradanzas intercalan rápidamente motivos rítmicos e instrumentos nacionales para poder de esta manera acuñar el apellido que las va identificar durante este nuevo orden social como contradanzas nacionales, o meramente danzas alemanas, danzas cubanas, o danzas puertorriqueñas. Muchas de estas contradanzas se van independizando adquiriendo sus nombres propios como el cotillón, el rigodón, y el gallop, que se ponen de moda en Puerto Rico como parte de esa fiebre de nacionalismo inspirado por la Revolución Francesa. Debido a este movimiento nacionalista europeo las danzas francesas se ponen de moda, pero rápidamente el espíritu del movimiento va definiendo en cada país las danzas representativas nacionales.

De aquí surge la fiebre de la identidad nacional puertorriqueña que escoge la danza puertorriqueña como género de identidad nacional inspirado en ese movimiento que es bautizado para mediados del siglo xix (1850) como el Movimiento Romántico Nacionalista. Curiosamente esta fiebre de identidad nacional musical es la que promueve Lola Rodríguez de Tió cuando le escribe a Ramón Emeterio Betances y a Ruiz Belvis que «hace falta un himno que haga salir fusiles». Claro ya los franceses se habían llenado de fuerza de lucha con la marsellesa, música que le sirvió de carga impulsiva para empujar su revolución. Inmediatamente, en vez de componer un himno de lucha, el movimiento revolucionario puertorriqueño busca entre su folklore la danza nacional más popular del momento que era ‘La Borinqueña’ de Francisco Ramírez, y le cambia la letra a una letra revolucionaria, naciendo así el himno de Puerto Rico.

Música popular

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